Sí, ¿por qué no lo haría? En el año 1990, con el terremoto que pasó aquí en mi país, un 22 de diciembre, mi casa fue destruida totalmente, perdiendo todo lo material, pero mi familia se pudo salvar.
Mis hijos eran pequeños y le tenían miedo a una Funeraria que está a la tercer casa de la mía.
Como no tenía dónde ir, pues muchas casas fueron destruidas, el administrador de la funeraria me ofreció la misma para que, mientras construìa la mía, vivéramos ahí.
Mis hijos no querían, pero por no tener dónde ir, acepté.
Al principio el miedo de mis hijos era grande, pero mientras transcurrían los días, se les quitó y a lo último, hasta dormían dentro de los ataúdes