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preguntado por Semipesado (388k puntos) en NOCHES DE TERROR

Valerie acababa de graduarse de la preparatoria, y se preparaba para asistir a la universidad. Entre los presentes que amigos y familiares le obsequiaron por su grado, destacaba un extraño espejo, cuyo marco se hallaba tallado en forma de L, de un color dorado, y con grabados combinados entre letras y símbolos en alto relieve, tanto en la parte superior, como en la inferior. Este presente no tenía un destinatario, y nadie se lo atribuyó entre los presentes. Valerie no demostró, al momento,  ningún interés en el artículo.

La reunión, a la que en su honor se habían dado cita, finalizó. La chica subió todos los regalos a su habitación. Se cambió su vestido honorífico, y se acostó, quedándose prontamente dormida.

Al día siguiente, se levantó, y después de desayunar, se dedicó a observar con detenimiento, cada uno de los objetos. Ninguno en particular le llamó la atención, excepto justamente el espejo sin destinatario. Lo observó en cada detalle específico, detrás y de frente. Podría decirse, que se sintió cautivada finalmente por el misterioso regalo y decidió ubicarlo, justo frente a su cama, en lugar del que tenía habitualmente. Así podía observarse de cuerpo entero, desde cualquier distancia de la habitación, incluso desde cualquier ángulo. Y esto último, le pareció fascinante.

El tiempo de ingresar a la universidad, llegó. Gradualmente, Valerie empezó a darse cuenta, de lo cruel que podían ser sus compañeros de clases, y todos en general. Comenzó a ser señalada y sometida a burlas constantes, por su aspecto físico. Los días se tornaban difíciles para la chica.

Cierto día, después de su última clase, Valerie se sintió presa del desánimo, y decidió acudir a su habitación y encerrarse allí sin cenar. En la noche, se detuvo a observarse desde el espejo, mientras se despojaba de su ropa con parsimonia. Denigraba de sus cabellos, de sus ojos, de su rostro, de su cuerpo. Y audiblemente deseó tener esto y aquello, de las más atractivas chicas de la universidad, mencionando los nombres de cada una de sus, por ella, envidiadas compañeras.

De repente, desde el espejo, se escuchó una voz grave: Tráeme a Susan y tendrás su cabello. Tráeme a Roxanne y serán tuyos sus ojos verdes. Tráeme a Genna y su escultural cuerpo será tuyo. Tráeme a Dharia y la belleza de su rostro será tuyo.

Valerie sintió miedo por un momento, más dada la condición de su estado de ánimo. Dicho susto menguó en una especie de espasmo, que la dejó dubitativa. Se tomó un tiempo más, para seguir observándose al espejo. Y cansada de mil pensamientos, se quedó dormida.

Al día siguiente, acudió a la universidad, con una determinación de convencer a Susan de ir a su casa. No sabía por qué tenía éste pensamiento convictivo, pero decidió hacer caso de él. Así que tan pronto vio la oportunidad, le dijo a Susan que tenía algo para mostrarle, que seguramente la deslumbraría. La chica no se mostró renuente, pues pensó dentro de sí, que hallaría la oportunidad de hacer sentir mal a Valerie, en su propia casa. Susan poseía un cabello abundante, tanto como hermoso, como no lo tenía ninguna chica en la universidad. Quedaron entonces en verse allí, después de las siete.

Llegada Susan a casa de Valerie, ésta la llevó hacia su habitación para enseñársela. La chica no se inmutó por las cosas que allí observó, excepto por el espejo, que de inmediato cautivó su atención.

Preguntó a Valerie por él, y sí podría vendérselo o cambiárselo por algún otro artículo, que a ella pudiera interesarle. Valerie halló allí la perfecta ocasión. Cerró tras ellas la puerta y se sentó al borde de su cama, mientras veía, como Susan modelaba frente al enigmático espejo. Acércate más a él, le sugirió. Verás lo hermoso que es tu cabello. De repente, aquél espejo empezó a brillar, desde los bordes de sus costados. Dicho evento le pareció fascinante a Susan, quien quedó perpleja. Pocos instantes después, la chica fue atraída hacia el espejo, y absorbida por él. Ahora, Valerie se deleitaba, observando sobre su cabeza, la bellísima cabellera de Susan.

Al día siguiente, en la universidad, Susan brilló por su ausencia, de la que todos se percataron. Y a Valerie, por la hermosura de sus cabellos.

El próximo día, Roxanne, que poseía unos bellísimos ojos verdes, estaba en casa de Valerie, mirando con asombro su particular espejo. Y un día más tarde, era ella la siguiente ausente en la universidad. Y Valerie, se hacía notar por sus candentes ojos verdes.

Después, fue la esbelta figura de Genna, que absorbida por el espejo, apareció sobre Valerie. La chica, ahora era dueña de hermosa figura, ojos y cabellos.

Pero su rostro aún era el que no le hacía conforme. Entonces, invitó a su casa, el jueves, a Dharia, una chica de un rostro envidiado por las chicas y admirado por los chicos. Una vez con ella en su habitación, dejó que el espejo hiciera su parte. La figura de la joven se esfumó, tras los destellos de aquél cruel instrumento. Ahora Valerie, poseía también, el más deseado de los rostros.

A LA AUSENCIA DE AQUELLAS CHICAS UNIVERSITARIAS, SE SUMÓ TAMBIÉN LA DE VALERIE, QUIEN NO APARECIÓ MÁS AL DÍA SIGUIENTE, NI EN SU HABITACIÓN, NI EN SU CASA, NI EN LA UNIVERSIDAD. Todas sus cosas estaban intactas en su habitación, excepto ella y su espejo.

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1 Respuesta

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respondido por Campeón de todos los pesos (1.1m puntos)
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Ahora lo pensaré antes de mirarme al espejo u.u

image꧁ঔৣֆȶʀǟաɮɛʀʀʏɢɨʀʟঔৣ꧂



comentado por Semipesado (388k puntos)
Jajajajajajajá







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