Aunque estén en el suelo. Aunque necesitan juguetes y una paleta para estar tranquilos. Aunque te la pases en la parte de atrás, balanceándote de un lado a otro sosteniéndolos. Aunque tu hijo sea un remolino o un pequeño huracán.
Llévalos a la Santa Misa: deja que te vean adorar, que te vean orar. Que te vean ir hacia el Sacerdote a recibir la Eucaristía... Si no ven y aprenden estas cosas de ti, ¿de quién las van a aprender?
El mundo les enseñará que no es una prioridad. El mundo los desviará de su rumbo, los confundirá y los desinformará, de que sólo ser "bueno" es suficiente. El mundo no les enseñará acerca de Jesús.
Ese es tu labor.
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