Te lo pregunto, porque el mundo es como un espejo: Si le muestras mala cara, te pondrá mala cara; sonríe, y te sonreirá.
El corazón alegre hermosea el rostro. Una sonrisa es una luz en la ventana del alma, que indica que el corazón está en casa. La sonrisa es el alumbrado de la cara y la calefacción del corazón. Si no empleas tu sonrisa, eres como un hombre con un millón de dólares en el Banco y sin talonario de cheques.
Y es que casi toda sonrisa, es producto de otra sonrisa. Cuando sonreímos a alguien, nueve de cada diez veces nos devuelve la sonrisa. O sea, que en definitiva, son varias las personas a las que comunicamos alegría y cuya existencia mejoramos.
Una sonrisa vale mil palabras. Así que, como decía la Beata Madre Teresa: Sonríanse unos a otros. Sonrían a su esposa, a su marido, a sus hijos, a quien sea. Sonreír nos ayuda a crecer en amor por los demás. Recuerda que nadie necesita tanto de una sonrisa, como quienes no tienen ninguna que ofrecer.
Preséntate con una cara alegre. Es tu vitrina, tu escaparate, tu mejor publicidad. Y si tienes arrugas, éstas deberían ser simplemente la huella de las sonrisas. No olvidemos que lo que en verdad más contribuye a darle sentido a la vida, lo que menos cuesta y más vale, es una grata sonrisa. Ella contiene bondad y cortesía, mezcladas con amor humano.
Las sonrisas tienen el mismo efecto en la Humanidad, que el sol en las flores. Así que si luces una sonrisa, tendrás amigos. En cambio, si andas con el ceño fruncido, no tendrás más que arrugas. Y ¿para qué estamos, si no es para hacerles la vida más llevadera a nuestros semejantes?
Así que amigo mío, ¡SONRÍE..! Es una terapia gratuita.
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