Estar preparado es importante. Saber esperar, es aún más. Pero aprovechar cada momento presente, es la clave de la vida.
Por tanto, recuerda que confiar en Dios, no es temerle a su respuesta, sino que es orar sin hacerle preguntas. Es apoyarse en Él sin exigirle. Y es aceptar con humildad, su Santa Voluntad.
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