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Cuando la muerte sea vencida y estemos libres en el Reino,
cuando la nueva tierra nazca, en la gloria del nuevo Cielo.
Cuando tengamos la alegría, con un seguro entendimiento,
y el aire sea como una luz, para las almas y los cuerpos.
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¡Entonces, sólo entonces, estaremos contentos!
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Cuando veamos cara a cara, lo que hemos visto en un espejo
y sepamos que la bondad y la belleza están de acuerdo.
Cuando al mirar lo que quisimos, lo veamos claro y perfecto,
y sepamos que ha de durar, sin pasión, sin aburrimiento.
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¡Entonces, sólo entonces, estaremos contentos!
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Cuando vivamos en la plena satisfacción de los deseos,
cuando el Rey nos ame y nos mire, para que nosotros le amemos.
Y podamos hablar con Él sin palabras,
cuando gocemos de la compañía feliz, de los que aquí tuvimos lejos.
¡Entonces, sólo entonces, estaremos contentos!
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Cuando un suspiro de alegría, nos llene, sin cesar, el pecho,
entonces, siempre, siempre, entonces, seremos bien lo que seremos.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo, gloria a Dios Hijo, que es su Verbo,
gloria al Espíritu divino, gloria en la tierra y en el cielo. Amén.
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