Diablo mentiroso, hiciste que el mundo tenga miedo.
Lograste el aislamiento y que las iglesias se cerraran. Pero te olvidaste de algo:
Las primeras Iglesias fueron en las casas, y fueron las familias unidas, las que levantaban el clamor.
Te olvidaste, que a una familia en oración, no se le derrota fácilmente y mientras más presionas, más oraciones hay.
Te olvidaste que tenemos un Dios poderoso, el creador de los cielos y la tierra.
Te olvidaste que los verdaderos hijos te vamos a resistir de rodillas, hasta lo último, hasta que retrocedas.
En mi casa y en mi país, no vas a tomar el control. De rodillas, valientes, y oraremos más fuerte.
La batalla la vamos a ganar, en el nombre de Jesucristo. Somos más que vencedores.
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