Dios mío, si en realidad valoráramos tu amor, todo sería diferente.
Hace poco conmemoramos el sacrificio del amor, manifestado por Jesucristo, tu Hijo Amado.
Hace más de dos mil años atrás, un humilde hombre, de condición divina, entregó su vida, como sacrificio por la expiación de todos los pecados de la humanidad, pasada, presente y futura.
Pero en cambio, ¿nosotros que le damos?: Rechazo, indiferencia y negación.
Perdón Jesús Amado, por nuestra arrogancia y estupidez. Perdónanos por nuestra maldad y altivez, porque no reconocemos tu grandeza y humildad y no aceptamos nuestra gran necesidad de Ti.
Ayúdanos, por favor, a quitarnos la venda de nuestros ojos, que no nos permiten ver nuestra realidad, y vivimos como en un cuento de hadas: solo fantasía.
Tu amor por nosotros es incomparable. Así que Perdónanos Señor, porque nosotros sí sabemos lo que hacemos...
.