El discutir no alimenta.
El reclamar no resuelve.
La indignación no auxilia.
La desesperación no ilumina.
La tristeza no lleva a nada.
La lágrima no sustituye al sudor.
La irritación intoxica.
La calumnia atrae siempre lo peor.
Para todos los males sólo existe un medicamento de eficiencia comprobada: continuar en paz, comprendiendo al otro, ayudando al otro, aguardando la participación sabia del tiempo, con la seguridad de que lo que no será bueno para los otros, no será bueno para nosotros.
Las personas heridas, hieren personas.
Las personas curadas, curan personas.
Las personas amadas, aman personas.
Las personas transformadas, transforman personas. L
Las personas antipáticas, molestan personas.
Las personas amargadas, amargan personas.
Las personas santificadas, santifican personas.
El como soy yo, influye directamente en aquellos que están a mi alrededor. Así que, cúbrete de gratitud, llénate de amor y recomienza.
.