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preguntado por Semipesado (388k puntos) en Familia

Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: “es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre”.

Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar, como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso.

Es cuando uno de los padres, que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño, ya no quiere estar solo.

Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces, antes de levantarse de su lugar.

Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana, pues todo corredor ahora está lejos.

Es cuando uno de los padres, antes dispuesto y trabajador, fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda tomar sus medicamentos.

Y es ahí, donde nosotros, como hijos, no haremos otra cosa, sino aceptar que somos responsables de esa vida.

Aquella vida que nos engendró, depende de nuestra vida para morir en paz. Y así, todo hijo es el padre de la muerte de su padre.

Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo,  nuestra última enseñanza, una oportunidad, para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas.

Seremos los padres de nuestros padres. Y no podemos dejarlos, ningún momento.

Y es que, mi amigo, la casa de quien cuida de sus padres tendrá paciencia, comprensión y calidez, por humilde que sea. Y nuestros brazos se extenderán, en un abrazo permanente.

Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Nos lamentaremos por casi todos los obstáculos que enfrentaremos, PERO LO HAREMOS.

"Feliz el hijo, que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día".

Cuando abraces a tus padres, abrázalos por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable. Acarícialo suavemente y susúrrale dulcemente: ¡Estoy aquí, estoy aquí, papá! ¡Estoy aquí, estoy aquí, mamá!

Pues eso es lo que un padre quiere oír al final de su vida: QUE SU HIJO ESTÁ AHÍ.

Así que: Medítalo...y si sientes húmedos los ojos, deja salir esa lágrima… por ELLOS.

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1 Respuesta

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respondido por Campeón de todos los pesos (1.1m puntos)
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Vaya que si se me hizo triste u.u

image꧁ঔৣֆȶʀǟաɮɛʀʀʏɢɨʀʟঔৣ꧂



comentado por Semipesado (388k puntos)
Un gran abrazo.






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