Ven, y te presto mis zapatos, para que te sumerjas, a jugar un rato, en las mismas aguas donde yo me ahogué.
Ven, y te presto mis zapatos, para que camines mi vereda andada, y tal vez puedas comprender.
Ven, y te presto mis zapatos. Vive lo que yo he vivido y dime, si aún te molesta mi proceder.
Ven, y ponte mis zapatos. Siéntete como me he sentido. Y entonces me cuentas, si aún puedes ser tan cruel.
Sólo sabes una parte de la historia y me juzgas desde lo que puedes ver.
¿Quieres tener el panorama completo?
Ven, y ponte mis zapatos. Camina mi trayecto y luego dime si te duelen los pies...
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