Mamá, tengo que reunirme con un compañero. Regreso al rato, le dice mi hermano Raúl a mi madre. A lo que ella le contesta apresuradamente: Raúl, llega temprano, “que la cena es a las siete”.
Entonces yo le digo: Yo no cenaré en casa. Carlos me llevará al nuevo restaurante italiano, que acaban de inaugurar, y salgo de casa.
En ese momento suena el teléfono y mi madre contesta. Era mi padre, que llegará tarde del trabajo y pide que no lo esperemos para la cena.
Esa noche, Raúl tampoco llegó a la cena a casa. Mamá tuvo que cenar sola.
Al día siguiente, mi hermano Raúl y yo fuimos a la fiesta de un amigo, así que tampoco estuvimos en casa a tiempo. Papá llamó otra vez, para decir que no sabía si llegaría a casa temprano. Rafa, intenta llegar a la cena, es a las siete, le dijo mi madre. Esa noche ella cenó sola otra vez.
El fin de semana, papá salió de viaje de negocios, Raúl se fue a la playa con su novia y yo me la pasé en casa.
Renata, me dijo mi madre, “la cena es a las siete”, así que prepárate. No, mamá, ya pedí pizza, le respondo.
Y así fueron pasando los días. Casi nunca cenamos en casa y solíamos prestar poca atención a mamá. Ella se quedó muchas veces con la mesa puesta. “Mañana", solíamos decirle.
Ayer mamá fue internada en el Hospital. Nos hemos enterado que tenía cáncer, desde ya hace tiempo y las quimioterapias no funcionaron desde el principio. Ella no mencionó nada a nadie en casa y soportó el dolor ella sola.
El doctor se acercó y nos dijo: Julieta no quería que estuvieran tristes por esto y se negó a que lo supieran. Dijo que solo quería pasar el tiempo que le quedaba con ustedes y que les prepararía sus comidas favoritas en la cena, cuando todos pudieran estar libres.
Hoy mi madre murió. El entierro fue en la tarde, y estuvimos un buen rato en el cementerio. Al llegar a casa, las lágrimas brotan de nuestros ojos; la casa se sentía vacía y mi padre dijo: Cariño, estamos aquí, esperando que ella salga a recibirlo sonriente.
Hoy Raúl no quiso salir con sus amigos. Papá apagó el teléfono del trabajo. Y yo, yo ya no quiero ir a un restaurante o pedir esa pizza.
El día de hoy, todos estuvimos en casa, pero esta vez no oímos esa voz, esa voz que cada noche nos decía: “La cena es a las siete”...
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