Muerto, ya para qué vienes con prisas.
Muerto, ya para qué me traes flores.
Muerto, ya para qué lloras.
Muerto, ya para qué abrazas mi féretro.
Mejor, ven con calma ahora.
Traé el ramo de flores, que tanto me gustan y deja que disfrute del aroma y su color.
No me llores, mejor ríe conmigo. Déjame escuchar tus sonoras carcajadas y ver tu hermosa sonrisa.
Abraza mi cuerpo, ahora que está cálido de amor. Déjame sentir el latido de tu corazón, como cuando, de niño, estabas en mis brazos.
Muerto, ya para para qué...
.