Hace tiempo que camino contigo y te acompaño donde quiera que vas, y no te das cuenta.
Cuando tienes problemas los hago míos y te ayudo, pero a otros les das las gracias.
Si estás triste, al verte así me entristezco y te consuelo, pero tú ni te fijas, ni notas la cantidad de lágrimas que recojo de tus mejillas.
Cuando estás alegre, me alegro contigo y quisiera que supieras que estoy a tu lado, para que tu alegría perdure.
A veces dices: no tengo un amigo y me duele que no te des cuenta que yo estoy ahí, contigo.
Yo quiero ser tu amigo sincero y fiel compañero, pero, ¿por qué aun no me has buscado ni conocido? ¿Qué, acaso nunca has tenido la oportunidad de conocerme?
Muchos son los que hablan de Mí, y los que me han conocido, se alegran cada día al recordar ese momento. Me alegro de estar con ellos.
En la esquina hablan de Mí, en los templos hablan de Mí. Así que, ¿quisieras abrirme las puertas de tu corazón, encontrarte conmigo y aceptarme como TU AMIGO?
Con amor, JESUCRISTO.
.
.