Te lo pregunto, porque vieras que cuando me quiero sentir así, oro a Dios y le digo:
Señor, si un día estuviera sofocado, preso, “harto de la vida“, con deseos de desaparecer, de morir, insatisfecho conmigo mismo y con el mundo a mi alrededor, PREGÚNTAME:
Pregúntame, si quiero cambiar la luz por las tinieblas.
Pregúntame si quiero cambiar la mesa puesta, por los restos de comida que tantos buscan en la basura.
Pregúntame si quiero cambiar mis pies por una silla de ruedas.
Pregúntame si quiero cambiar mi voz, por las señas.
Pregúntame si quiero cambiar el mundo de los sonidos, por el silencio de los que no oyen nada.
Pregúntame si quiero cambiar el diario que leo y después echo a la basura, por la miseria de los que van a buscarlo para hacerse con él una manta.
Pregúntame si quiero cambiar mi salud, por las enfermedades de tanta gente.
Pregúntame hasta cuándo no reconoceré tus bendiciones, para hacer de mi vida un himno de alabanza y gratitud y decir, todos los días, desde el fondo de mi corazón: GRACIAS SEÑOR, GRACIAS...
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