Te voy a contar sobre una persona:
A los cinco años murió́ su padre. A los dieciseis años dejó de estudiar. A los diecisiete años ya había perdido más de cuatro trabajos.
A los dieciocho años se casó́. Entre los dieciocho y veintidos años trabajó como conductor y falló.
Se unió́ al ejército y fue rechazado. Intentó entrar a la escuela judicial y fue rechazado también. Se convirtió́ en un fracaso como vendedor de seguros.
A los veinticinco años su esposa lo dejó y se llevó́ a su única hija.
Se convirtió́ en el lava platos en una pequeña cafetería.
Falló en el intento de recuperar a su hija.
A los sesenta y cinco años se retiró́.
En el primer día de su jubilación el gobierno le dio ciento cinco dólares.
Dándose cuenta que no podía mantenerse, ni así́ mismo, pensó en suicidarse, por haber tenido una vida llena de fracasos. Se sentó́ bajo un árbol para escribir su Testamento, pero se dio cuenta que había algo que aún no había hecho, y eso era: ¡cocinar!
Con los dólares que le dió el gobierno, compró una freidora. Hizo pollo frito, utilizando una receta que su abuela le ensenó y lo vendió́ de puerta en puerta, en su pueblo.
A los ochenta y ocho años, el Coronel Sanders, fundador de KFC, era multimillonario.
¿Y tú, con un solo fracaso, ya quieres renunciar?
La Vida te probará las veces que sea necesario, hasta cuando estés listo para recibir todo lo que tiene para ti.
Así́ que no te quejes y avanza.
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