Caminaba un viejito por el bosque, cuando escuchó una débil voz a sus pies.
Se agachó y descubrió, que quien le hablaba, era una ranita: "Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, perversa y envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero si me das un beso volveré a ser bella. Entonces te daré todos los goces y deleites sexuales y eróticos que mi voluptuoso cuerpo y lindo rostro puede producirte”.
Sin decir nada, el viejito levantó la rana, se la echó al bolsillo y siguió su camino...
Desconcertada, la ranita asoma la cabeza y le pregunta: ¡Queeeé ¿No me vas a besar? ¡Por supuesto que no!, respondió el anciano.
"A mi edad, es mucho más divertido tener una rana que habla, que una puta loca, maniática sexual, que se vaya a quedar con mi pensión”.
¡Yo seré viejo, pero no guevón..!
Por favor pensionados: sigan el ejemplo del viejito y los que todavía no son pensionados, síganlo también. Jajajajajá.
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