Quiero un corazón, que te busque en lo sencillo y te encuentre en las sonrisas del hermano, en las miradas de mis hijos, en los anhelos de mi madre…
Quiero un corazón, que se alegre cada amanecer al sentirse vivo, un corazón que no se olvide agradecer tantas bendiciones que recibe cada día, un corazón que reconozca su fragilidad y que proclame que sin Tu Gracia, mi Señor, estoy perdido…
Quiero un corazón, que te abrace y te bendiga cada día, al recibirte en la Sagrada Eucaristía, que te mire y te sienta vivo dentro de mí, un corazón que lata al unísono del tuyo, mi Dios, y que no viva sin Ti…
Un corazón, que abrace Tu Voluntad, dispuesto a servir, abierto al amor, que se olvide de sí mismo y se funda todo en Ti…
Un corazón sólo tuyo, mi Dios… Un corazón de niño, mi Dios…
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