Hace años, un sacerdote católico se mudó para Medina del Campo, España.
Poco después, se montó en un autobús para ir al centro de la ciudad, y al sentarse, descubrió que el chofer le había dado una peseta de más en el cambio.
Mientras consideraba qué hacer, pensó para sÍ mismo: ¡Ah!, olvídalo. Es solo una peseta. ¿Quién se va a preocupar por tan poca cantidad? De todas formas la compañía de autobús recibe mucho de las tarifas y no la echarán de menos. Acéptalo como un regalo de Dios.
Pero cuando llegó a su parada, se detuvo y, pensando de nuevo, decidió darle la peseta al conductor diciéndole: "Tome, usted me dio esta peseta de más".
El conductor, con una sonrisa le respondió: "Sé que Usted es el nuevo Párroco del pueblo. He pensado regresar a la iglesia y quería ver qué haría usted si yo le daba cambio de más”.
Se bajó el Párroco sacudido por dentro y dijo: ¡Oh Dios!, por poco vendo a Tu Hijo por una peseta.
Recuerda mi amigo: Fíjate qué haces y cómo actúas en tu vida, pues en muchas ocasiones NUESTRAS VIDAS SERÁ LA ÚNICA BIBLIA QUE ALGUNOS JAMÁS LEERÁN…
.