El próximo tercer domingo de este mes de junio, aquí en mi país se celebra el mal llamado Día del Padre. A todos ellos, este pequeño homenaje:
El papá no gesta, pero protege desde el vientre.
Papá no sufre los achaques del embarazo, pero acompaña, cuida y procura, cuando mamá lo requiere.
Papá no puede parir, pero sostiene la mano de mamá, para infundirle valor y se queda allí, esperando, ansioso y sin dormir.
Papá se preocupa en silencio y reza por las vidas de su esposa e hijo.
Papá baña, carga, alimenta, faja de ser necesario y sí, también cambia pañales.
Papá tampoco amamanta, pero ayuda a comer a mamá, si ella no puede y es experto en sacar “airecitos” reparadores.
Papá sabe abrazar, jugar, bailar y consolar, cuando se necesite.
Papá tiene un trabajo igual de importante y valioso que mamá, porque el día que nace el bebé, también nace un padre que teme no hacerlo bien, pero que está dispuesto a dar lo mejor de sí.
Papá es papá... Es el que también, sabe amar.
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