La grandeza de las personas no se mide por el dinero, sus estudios, ni su belleza... sino por la lealtad de su corazón y la humildad de su alma.
Por tanto, no te preocupes en ser mejor que los demás, sino enfócate en ser mejor que tú mismo.
Esa es la competencia más importante: ser cada día mejor de lo que eras ayer.
Así, sé fuerte para que nadie te derrote, sé humilde para que nadie te ofenda y sigue siendo tú para que nadie te olvide.
.