Sin ofender las opiniones del resto, mi opinión es esta:
Si mi hijo de cinco, de siete o de doce años, me dice que se quiere vestir de princesa, le diré que no, porque él nació niño y él es un príncipe.
Tampoco le voy a avalar que, alguien le diga, que existe un tercer o cuarto género sexual, sino que le voy a enseñar que no, que hay solamente dos géneros sexuales en la naturaleza.
Ahhh, ¿qué soy retrógrado, autoritario, legalista, mente cerrada y que no le puedo obligar a la criatura?
Lo siento (por ti), pero la respuesta es SÍ, sí puedo, así como puedo obligarlo a comer verduras, a hacer sus tareas, a cepillarse los dientes e ir al dentista. Lo obligo también a que duerma a una hora determinada y también puedo elegir qué ropa comprarle.
Porque en la vida hay reglas y no se puede hacer todo lo que uno quiere, cuando quiere, como quiere y a qué hora se le antoja. Y no por eso lo amo menos. Muy al contrario: lo amo y lo respeto mucho más.
Ahora, si después ya siendo mayores de edad e independientes, mis hijos vienen y me dicen: papá, desde hoy yo quiero ser musulmán, budista, vegetariano, vestirme como mujer, cambiarme de sexo, ser espiritista, caníbal, perro, vampiro o un árbol, ahí será otra historia, pero ANTES NO. Antes no voy a huir de mi responsabilidad, como padre o madre y de mi obligación de enseñarles las cosas como son.
Si piensas igual, te invito a que lo compartas.
.