Aunque no tengas mucha fe, y dudes, trata de hablar con El Señor Jesús diariamente.
Mientras haces tus trabajos, mientras caminas, habla en "voz alta" con Jesús, y cuéntale sobre tu vida, tus luchas, tus temores, tu duelo, por un ser amado que ha terminado su peregrinar acá en la Tierra, por tus temores, tus presiones, lo que sientas en lo mas íntimo de tu corazón.
Aunque no lo veas; aunque no sientas que está a tu lado, háblale a Jesús y descansa de tus fatigas.
Aunque se rían de tu fe, diariamente habla en "voz alta" y comparte lo que solo compartirías con tu mejor amigo. Todos los que hablan con Jesús, terminan obteniendo respuesta.
Necesito que impongas tus divinas manos sobre mí, Señor Jesús y sanes mis heridas físicas y emocionales.
Enséñame a compartir contigo todas las cargas que llevo en lo más íntimo de mi ser.
Enséñame a compartir contigo mi dolor. Señor Jesucristo, eres mi sustento.
.