Nos dijeron que éramos pobres, porque éramos los que sembraban maíz y no los que lo compraban.
Nos dijeron que éramos pobres, porque andábamos con los pies descalzos y no usábamos zapatos.
Nos dijeron que éramos pobres, porque seguíamos el movimiento del sol para hacer nuestro día y tomábamos agua de los nacimientos. Decían que nos faltaba la electricidad y el agua entubada.
Nos dijeron que éramos pobres, porque comíamos quelites y no caviar.
Nos dijeron que éramos pobres, porque tejíamos y bordábamos nuestra ropa y no los que la compraban a las grandes marcas.
Nos mintieron. Y lo creímos…
Y nos salimos del campo, compramos maíz, compramos tortillas y ropa homogénea, nos compramos televisores y dejamos de contemplar los amaneceres del campo, nos encerramos en edificios, en vez de correr por los senderos del bosque, empezamos a tomar agua con cloro y dejamos que se secaran los nacimientos.
Sí, nos mintieron. Pero hemos despertado. Ahora sabemos que los pobres son otros…
(Liliana Filomeno Ortiz).
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