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preguntado por Semipesado (388k puntos) en Misterios

Había una vez un pequeño niño, llamado Luis, de tan solo 7 años de edad. Día tras día, Luis caminaba a la escuela con alegría y emoción, sin preocuparse por lo que pudiera encontrar en su camino. Sin embargo, un día todo cambió.

Al salir de clase una tarde soleada, Luis vio algo brillante en el suelo. Se acercó y descubrió un pequeño payaso de juguete, con una sonrisa pintada en su rostro. Pero algo no estaba bien con aquel juguete, pues emanaba una extraña oscuridad que cautivó la atención de Luis.

Sin pensarlo dos veces, el niño decidió llevarse al payaso a casa. No imaginaba que aquel objeto, de apariencia inofensiva, albergaba un oscuro secreto. A medida que Luis pasaba los días con el payaso en su habitación, algo empezaba a cambiar en su comportamiento.

Por las noches, Luis tenía pesadillas horribles y despertaba sudoroso y asustado. Empezó a notar cambios en su personalidad, volviéndose más sombrío y retraído. Sus padres, preocupados por el repentino cambio en su actitud, trataron de averiguar qué estaba sucediendo.

La mamá de Luis comenzó a investigar sobre el origen del siniestro payaso y descubrió una historia aún más aterradora. Resulta que el juguete había pertenecido a un antiguo habitante del lugar, famoso por sus habilidades en la magia negra y su afán por dominar almas inocentes.

Según los relatos, el alma oscura de aquel hombre había sido transferida al payaso, antes de su muerte, con el propósito de seguir causando maldad, incluso después de su partida. El payaso había sido olvidado en la escuela, esperando pacientemente a que alguien lo encontrara y cayera en su trampa.

Desesperados por ayudar a su hijo, los padres decidieron deshacerse del payaso maldito. Lo envolvieron en una bolsa de plástico y lo enterraron en un lugar lejano, esperando que así se liberara de su influencia maligna. Sin embargo, la pesadilla pareció no terminar.

Aunque el payaso había desaparecido, Luis aún se sentía observado, y las sombras de su habitación parecían cobrar vida por las noches. El niño luchaba para recuperar su inocencia perdida, mientras sus padres buscaban ayuda externa.

Finalmente, encontraron a un chamán poderoso que logró purificar el hogar de Luis y alejar cualquier rastro de la maligna presencia del payaso. Poco a poco, la sonrisa volvió al rostro del pequeño y las pesadillas cesaron. La experiencia dejó una marca indeleble en la vida de Luis y en la de su familia. Aprendieron a no dejarse engañar por apariencias, y a tener cuidado con los objetos desconocidos que pudieran cruzarse en su camino.

Desde entonces, el pequeño Luis no volvió a encontrarse con monstruos oscuros en su camino, pero siempre quedó en su memoria la advertencia de aquel payaso maldito, recordándole que la maldad puede esconderse en las formas más inesperadas. (Créditos: Leyendas Urbanas).

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respondido por Supermediano (287k puntos)
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comentado por Semipesado (388k puntos)
Saludos mi amigo







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