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preguntado por Semipesado (388k puntos) en NOCHES DE TERROR

En las profundidades ocultas de las alcantarillas de la ciudad, donde la luz de la luna no se atreve a penetrar, y el eco de los pasos resonaba como un susurro siniestro, se gestaba la oscura presencia del monstruo que acechaba en las sombras. Nadie sabía de su existencia, pero aquellos que caminaban por las calles nocturnas, sentían su mirada insaciable, una mirada que se alimentaba de la desesperación y el temor.

La leyenda comenzó con susurros, entre los vagabundos que habitaban los callejones más oscuros. Decían que un ser de pesadilla, un engendro de la oscuridad, se arrastraba entre las cloacas, emergiendo solo cuando la ciudad caía en el silencio de la medianoche. Nadie había visto su rostro, solo sombras moviéndose furtivamente, deslizándose por las alcantarillas, como un espectro hambriento.

Una noche, Javier, un intrépido reportero, en busca de una historia que catapultara su carrera, se aventuró en las callejuelas más sombrías de la ciudad. Atraído por la promesa de revelar la verdad detrás de los rumores, descendió a las profundidades de las alcantarillas, una red de pasajes oscuros y húmedos que lo condujeron a un laberinto de pesadilla.

A medida que avanzaba, el aire se volvía más espeso, saturado con un olor fétido que le provocaba náuseas. El eco de sus pasos resonaba en las paredes de ladrillo mugriento, mientras sombras danzaban a su alrededor, bailando al compás de sus propios miedos. Javier se dio cuenta de que no estaba solo; algo más, algo indescriptible, se movía en la penumbra.

De repente, un susurro gutural resonó en el túnel, envolviéndolo en un escalofrío helado. Se detuvo, su corazón latiendo con una mezcla de anticipación y terror. Las sombras cobraron vida, y una figura grotesca se materializó frente a él. Una masa de tentáculos retorcidos y ojos brillantes, el monstruo se erguía en todo su esplendor abominable.

Javier luchó por contener el grito que se formaba en su garganta. Retrocedió, pero cada paso lo llevó más profundamente hacia el abrazo de la bestia. Aquellos ojos, hambrientos de tormento, lo miraban con una malevolencia indescriptible. La criatura avanzó, moviéndose con una agilidad perturbadora para su tamaño, como una sombra que se desliza sin esfuerzo por la negrura de la noche.

En un intento desesperado por escapar, Javier corrió por el laberinto de alcantarillas, las paredes resquebrajándose con sus pasos frenéticos. Sin embargo, la bestia era más astuta de lo que parecía. Cada callejón sin salida se convertía en un callejón de sufrimiento, y cada esquina que doblaba solo lo acercaba más a la inevitabilidad de su destino. A medida que la persecución continuaba, las sombras parecían cerrarse a su alrededor, transformándose en un abrazo implacable que amenazaba con devorarlo. Javier podía sentir la presión de la oscuridad, una presencia malévola que se apoderaba de su mente. Las voces susurraban en su cabeza, susurros que no eran suyos, sino del monstruo que lo perseguía.

Finalmente, acorralado en un rincón sin salida, Javier se volvió para enfrentar a su perseguidor. La bestia se alzaba ante él, una pesadilla viviente que lo observaba con satisfacción. Con un último aliento, Javier enfrentó su destino, la oscuridad envolviéndolo como un manto eterno.

A la mañana siguiente, la ciudad despertó con un aire de inquietud. Las alcantarillas seguían en silencio, pero el temor flotaba en el aire, una sombra persistente que se filtraba en los corazones de los ciudadanos. Nadie sabía de la tragedia que había ocurrido en las profundidades, pero la leyenda del monstruo de las alcantarillas se afianzó, extendiéndose como un virus de terror que infectaba la mente de todos.

La ciudad, ahora marcada por la presencia indomable que se escondía bajo sus calles, se sumió en una oscuridad más profunda. Los susurros de la bestia resonaban en cada esquina, recordándoles a todos que, aunque la luz del día pudiera disipar las sombras, la verdadera pesadilla se gestaba en la negrura de la noche, en las alcantarillas donde el monstruo acechaba, esperando a devorar las almas valientes que se aventuraran demasiado cerca de su reino oculto.

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1 Respuesta

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respondido por Campeón de todos los pesos (1.1m puntos)
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Mejor respuesta
Muchas veces se ha dicho que la.noche trae consigo lo desconocido....

꧁ঔৣֆȶʀǟաɮɛʀʀʏɢɨʀʟঔৣ꧂



comentado por Semipesado (388k puntos)
Sí, por eso, le tengo miedo a la oscuridad.






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