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preguntado por Semipesado (388k puntos) en NOCHES DE TERROR

Por fin Jorge, había conseguido el libro de terror que tanto deseaba leer. Una amiga, le había recomendado la lectura, y él, como buen amante del género, procedió a adquirir un ejemplar físico.

Unexma, Alma sin alma, era el título. De fondo una mujer joven, con su rostro con cicatrices, sangre y gusanos; cabello alborotado y vestido ajado. Todo cubierto por un color rojo sanguíneo.

La portada y sinopsis prometían. Su amiga, le había comentado y advertido que la narrativa de la autora, podría hacer que se sintiera algo sugestionado. Por supuesto, Jorge, desestimó tal advertencia y decidió que comenzaría a leerlo en plena madrugada. Con esa premisa, dejó el libro sobre el velador, al costado de su cama.

Así, al llegar la noche, se fue a acostar, llevando su vaso de agua, el que dejó al lado del libro y tomó el ejemplar, lo puso bajo la almohada y se metió a la cama, bajo las sábanas. Una vez que estuvo cómodo, sacó el libro y lo comenzó a leer.

Iba en la parte donde la niña, le dice a la mamá que al apagar las luces, una mujer horrible de ojos rojos, la visita por las noches. Le relata que primero siente un olor nauseabundo, luego, comienza a oír unos crujidos y unos lamentos femeninos, algo lejanos y se van incrementando de volumen, a medida que esta mujer se acerca, hasta que ya, la tiene encima y sólo puede gritar: ¿Una mujer? ¿Qué mujer? Una mujer alta, que usa un vestido sucio, tiene pelo largo y no le puedo ver bien su rostro. Pero sus ojos, le brillan mucho, y me llama con su mano, y me da mucho miedo. Hija, a lo mejor has tenido alguna pesadilla y crees que la ves en tu habitación. ¡La veo todas las noches!

Cuando ya están todas las luces apagadas y me quedo dormida; la mujer aparece. Sale un olor muy feo, después suenan los huesos, se queja como que algo le duele y después me llama por mi nombre bien despacio para que despierte, y cuando lo hago, la veo al lado de la puerta y con su mano me llama y yo me escondo bajo el cobertor hasta que se vaya y a veces no se va. El otro día se subió a la cama arriba mío y me destapó lento hasta quitarme todas las tapas y me pasó la lengua por la cara y se puso a reír. ¡Tengo mucho miedo, mamá! ¡Ayúdame! ¡Ya no quiero dormir sola!

Jorge, mientras leía, sentía como si lo estuvieran observando. Bajó el libro y miró en todas las direcciones. Algo confuso y abrumado, bebió unos sorbos de agua. Iba a continuar, cuando sintió un olor asqueroso fuera del cuarto. Apestaba a muerte. Volvió a cerrar el libro y se levantó para ir a investigar; la fetidez era cada vez más insoportable.

Salió, cubriéndose la nariz con un pañuelo. Encendió las luces y caminó por los pasillos de su casa. El mal olor provenía de la cocina, así que muy despacio se dirigió al lugar. Sentía miedo, pero dudaba que se tratase de Unexma. Era imposible. Es un personaje sacado de la imaginación de una escritora. No existe, se decía.

Siguió buscando, guiado por su olfato, y se dio cuenta que el olor, provenía de detrás del refrigerador. Así que lo movió un poco y descubrió, con alivio, que se trataba de un ratón muerto. Llevaba varios días ahí. Como él tenía turno de trabajo de 7x7, entonces era lógico pensar que estando una semana completa lejos, aquel cadáver estaba en proceso de descomposición. Tomó la escoba y pala, y lo sacó al tacho de basura que tenía fuera de su casa. Volvió a entrar y fue a la cocina a dejar los utensilios de aseo para volver a la cama y por ende, a la lectura.

Había apagado la última luz, cuando comenzó a oír a lo lejos un ruido como de unos crujidos y a la vez, unos lamentos de mujer. Se quedó petrificado. Sin embargo; una vez más, volvió a intentar convencerse de la imposibilidad de que fuese Unexma. Claro que no. Eso, al igual que el mal olor; debía tratarse de una coincidencia. Tenía que haber una explicación lógica y científica, para tal fenómeno. Y sino, era culpa de su amiga y la susodicha sugestión.  

No obstante, los ruidos no cesaban. Incrementaban a medida que se iba acercando a la habitación. De igual manera, entró y ahora sí, se podía escuchar con claridad.

Eran sus vecinos, pasándola bien. La cama no dejaba de crujir y ni hablar de su vecina con sus gemidos. Jorge, negó con la cabeza y sonrió. Su miedo había sido infundado. Volvió a beber agua y a ponerse cómodo para proseguir con la historia de Unexma.  Aunque, al darse cuenta de lo tarde que era, decidió que mejor dejaría la lectura para la siguiente noche. “Fue mucha sugestión por hoy”, pensó.

Los vecinos dejaron de hacer ruido. Dejó el libro debajo de la almohada, se volteó, quedando en posición fetal y apagó la luz del velador. Cerró los ojos y a modo de broma, dijo: ¡Hasta mañana, Unexma! ¡Hasta mañana, Jorge!, le respondió una voz femenina, a su lado.

(Autora: Ann E. Rol).

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1 Respuesta

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respondido por Supermediano (287k puntos)
seleccionada por
 
Mejor respuesta
Si amigo y es una extraordinaria historia en verdad!

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comentado por Semipesado (388k puntos)
Gracias mi amigo.






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