Una señora, "muy mayor", le dice a su hijo: "Nene" (el nene tiene 62 años). Sí mamá, le dice el Nene. Quiero hacer una reunión con las chicas y me gustaría que me ayudes a organizarla. Como no mamá, quédate tranquila que yo arreglo todo. ¿Arreglar qué? La fiesta mamá. ¡Ah sí! ya me había olvidado.
Esa tarde el hijo llama a la madre a la cocina y le muestra un papel pegado en la nevera que decía lo siguiente:
1. Servir café.
2. Servir emparedados.
3. Servir jugo.
4. Servir pastelitos.
¡Qué bueno!, dice la señora. Ahora no tendré problemas. Gracias "Nene".
Esa tarde llegaron las "chicas". Y Chichí, buena anfitriona, las acomoda en la sala, se excusa y va a la cocina y lee: 1. Servir café. Y entonces les lleva café a sus amigas, en una coqueta mesita.
Al rato de conversar Chichí, nerviosa, va a la cocina y lee otra vez: 1. Servir café. Y, les sirve más café... Y así por cuatro veces.
Por fin las chicas se van. Una de ellas le susurra a otra, mientras salen del edificio: Tota, viste, que mala anfitriona es Chichi ¡ni un café nos dio! Tota le responde: ¿Chichí? ¿De qué Chichí me hablas?
Esa noche el hijo de Chichí llega a la casa de su madre y se asombra, al ver que los emparedados, el jugo y los pastelitos están intactos. Le pregunta: ¿Mamá que pasó? Chichí le responde: ¿Podrás creer que las desgraciadas no vinieron?
MORALEJA: Reúnanse para que se vean, ahora que todavía se reconocen,
.
.