Las lágrimas son temporales y Dios nos las proveyó, para poder limpiar, aliviar nuestro corazón, para fortalecernos.
Pero llegará el momento en que Dios secará todas nuestras lágrimas. Él secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte, ni tristeza, ni llanto, ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más.
Así como los pequeños insectos toman los minerales que necesitan de las lágrimas, nuestro corazón también se fortalece cuando las derramamos delante de Dios.
Si necesitas llorar hazlo. No temas, aunque te juzguen por eso, por el contrario, solo Nuestro Dios conoce en realidad, nuestros sentimientos, dolores y frustraciones. Recuerda que mejor que Él, nadie nos conoce, tan íntimamente.
Hoy quiero decirte, que te dejes sentir ante Su presencia, porque Él quiere consolarte y darte la fortaleza que necesitas. Declara Victoria. No estás solo. Confía. En Dios está acallada mi alma.
OREMOS: Dios ha sido bueno siempre. En cada momento y en cada prueba, siempre estas ahí. Gracias porque vamos seguros con el poder de tu amor. Gracias en este día por tu presencia en nuestra vida. Por tu consuelo y paz en cada corazón que necesita de ti. Muchas gracias, amado Padre, en el nombre de Jesús. Amén.
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