Unas pinches "alucinaciones auditivas" que sentenciaban injustamente diciendo:
Tú, no la querías.
Tú, no le querías hablar.
Tú, le querías hacer un mal.
Chingando la madre por más de diez años en los cuales una noche dormía, otra no, otra sí, dos no, otra sí, tres no, y los pinches medicamentos para dormir y antidepresivos valian para nada.