Dice un proverbio por ahí que "casa de herrero, cuchillo de madera", pero eso no va en mi caso.
Te cuento que lo poquito que tenía, ya en vida lo doné a todos mis hijos, incluso el carro que compré, lo puso a nombre de una de mis hijas, pólizas de vida y unos pequeños ahorros, todo repartido, pues como Abogado, sé lo que vale una Mortual y lo peligroso que es eso, pues por la plata, no solo baila el perro, sino que también, muchas familias rompen su unión. Así que cuando yo muera, ya cada uno tiene lo suyo, y todos en santa paz y tratando.
Saludos cordiales.