Decía mi padre: Ni tan cerca que no la queme, ni tan largo que no la vaya a alumbrar.
Así que, en mi caso, a la mujer se le deben dar las alas, no perdón, ya ellas las tiene y no se les debe cortar. Además, se les debe hacer sentir que son ángeles, pues eso son.
Claro, todo dentro de un marco de mutua confianza y de fidelidad.
Saludos Nono.