Ceci, viers que a mí me cuesta enojarme.
Los años me han enseñado que el enojo, lo que hace es dañarme a mí más que a los demás, así que trato de evitarlo.
Pero eso sí, cuando el apellido se me sube, cuando ya no aguanto más, despotrico y digo y hago toda clase de animaladas, que después tengo que andar pidiendo perdón por lo que dije o hice.
Saludos amiga.