Un hombre entró en un local y vio a un señor en el mostrador.
Maravillado con la belleza del lugar, preguntó: Señor, ¿qué se vende aquí?
Los dones de Dios, le respondió el señor.
¿Cuánto cuestan?, volvió a preguntar.
No cuestan nada. Aquí todo es gratis...
El hombre contempló el local y vio que había jarros de amor, frascos de fe, paquetes de esperanza, cajitas de salvación, mucha sabiduría, fardos de perdón, paquetes grandes de paz y muchos otros dones.
El hombre, maravillado con todo aquello, pidió: Por favor, quiero el mayor jarro de amor, todos los jarros de perdón y un frasco grande de fe, para mí, mis amigos y familia.
Entonces, el señor preparó todo y le entregó un pequeño paquetito que cabía en la palma de su mano.
Incrédulo, el hombre dijo: Pero, ¿cómo puede estar aquí todo lo que pedí?
Sonriendo, el señor le respondió: En el Local de Dios no vendemos frutos. ¡Sólo semillas! ¡Plántelas..!
Amigo: Sembrar, es el mensaje de ahora en adelante. Dependiendo de tu siembra, así será tu cosecha. Yo acabo de sembrar las semillas. Ahora te toca a ti continuar la siembra.
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