¿Qué sería de nosotros sin tu presencia, sin tu amor y sin tu gracia?
Seríamos como un barco sin capitán, a la deriva, sin un rumbo y sin un puerto a donde llegar. Propenso a ser destruido por las fuertes olas, en tiempo de tormenta.
¿Qué sería de nosotros sin tu unción y tu perdón?
Seríamos como una hoja seca, sin vida, sin alegría, sin esperanza. Y llevada de un lado a otro por el viento.
Definitivamente, eres Tú, Amado Dios, nuestra razón de vivir, de luchar y de enfrentarnos a las situaciones adversas, con la seguridad que estás con nosotros y nos das las fuerzas para seguir confiando, con la esperanza de estar contigo por toda una eternidad.
Por eso, amigos míos: ¡Que nos falte todo menos Su Presencia..!
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