Si no te gusta ceder, no te cases.
Si odias pedir perdón, no te cases.
Si te cuesta perdonar, no te cases.
Si no querés renunciar a las cosas que te gustan, por alguien, no te cases.
Si sólo piensas en tu felicidad, no te cases.
Si amas tu independencia y hacer las cosas por tu cuenta, sin consultar a nadie, no te cases.
Si sólo quieres hacer lo que a ti te gusta, no te cases.
Si no sueles asumir errores, no te cases.
El matrimonio nos desafía a moldear nuestro carácter. Si deseas vivir sólo para ti, entonces no te cases.
En el matrimonio se vive el uno para el otro, pero muchos se cansan y renuncian, porque sólo BUSCAN su propia felicidad y satisfacción.
¡Casarse es muy bueno, pero nadie dijo que es fácil..!
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