Ahora, casi no tengo necesidad, pero cuando trabajaba, mi trabajo era muy delicado, pues como decímos aquí: mi trabajo me tenía con un pie en el trabajo, y otro en la cárcel, por lo delicado que era.
Cuando me estresaba o me cansaba, lo que hacía era que paraba todo, y salía a los jardínes de donde laboraba, a fumarme un cigarrillo (cuando fumaba pues ya no lo hago), me distraía un rato, y así, volvía a la Oficina más tranquilo y más calmado.
Saludos amiga.