Se sienta un enano, a la par mía, en el bus.
Al rato frena el bus y se resbala el enano del asiento y apenas pude agarrarlo del brazo y lo volví a subir al asiento.
Al rato, vuelve a frenar el bus y como pude lo vuelvo a atajar.
Como a los 200 metros, el hijueputa enano se vuelve a resbalar otra vez y apenas lo pude agarrar en el aire. Y ya cabreado, le digo: mae, acomódese y agárrese duro, playo, que yo no voy a estar atajándolo todo el camino.
Se vuelve el enano y me dice: coma mierda, hijueputa, tengo tres paradas, tratando de bajarme y usted no me deja. Jajajajajá.
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