Muchos por aquí, me van a contestar que ellos no lo han visto, porque no creen en dioses. Que no lo han visto, porque Dios no existe. Etc. etc. etc. Pero no has visto a Dios porque Él jamás te avisará en qué lugar te espera.
No sabes que es la medicina que más necesita la humanidad.
Que es el mejor antídoto contra la soledad.
Él le abre las puertas al olvido y le cierra las ventanas al rencor.
No hace distinciones de razas ni credos.
Desnuda tu corazón y te viste de ternura.
Disuelve tus penas y restaura tus sueños rotos.
Exalta emociones y fortalece la confianza.
No sabe de engaños ni imposibles.
Tiene sabor, aroma y color.
Desafía prejuicios y miradas condenatorias.
Se apoya en la tolerancia, la fe y el perdón.
Sabe de bondad, esperanza y paz.
Se deleita con la mirada de un niño.
Te acompaña en todos los caminos que recorres.
No tiene horarios, edad ni límites.
Es quien pone en tus manos las semillas que sembrarás.
Te ayuda a ver los pequeños milagros cotidianos.
Con Él aprendes a valorar los detalles de la creación.
Calma tu ansiedad, tus iras y temores.
Te hace sentir poderoso y frágil a la vez.
No tiene principio ni fin.
Siempre está dándote nuevas oportunidades.
De seguro me dirás que esta definición es del AMOR, pero ¿es que acaso no sabes que Dios nos amó primero, porque Él es AMOR..?
Por eso, amigo mío, si quieres conocerlo, comienza por “DAR”. Pues aún, cuando creas que se marcha, regresa con otro rostro. ¡Tiene tantos rostros que puedes elegir..!
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