Borraría esa vez que mi primo Daniel y yo pateamos a Lalo y lo hicimos llorar.
El era unos 4 años mayor que nosotros y aún así le sacamos lágrimas.
Pero. Fue muy feo enterarme apenas unos 8 años después de eso que Lalo había sido asesinado. El lugar y la forma en que murió me hizo sentir muy mal, arrepentido de aquella patiza.