UN HIJO es un ser que Dios nos prestó, para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien, más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos, para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje.
Sí, ¡eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado.
¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo: el más preciado y maravilloso préstamo, ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos. Luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias.
Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos. (José Saramago).
"Si tienes un hijo, da gracias a Dios, pero tiembla, pues no sabes el tesoro que tienes en tus manos...".
.