Yo, personalmente no lo creo. Pero algunos de nosotros envejecemos, de hecho, porque no maduramos. Envejecemos cuando nos cerramos a las nuevas ideas y nos volvemos radicales. Envejecemos cuando lo nuevo nos asusta. Envejecemos también cuando pensamos demasiado en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás. Envejecemos si dejamos de luchar.
Todos estamos matriculados en la Escuela de la Vida, donde el maestro es el Tiempo. Ahí comprendemos que la vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero que sólo puede ser vivida, mirando hacia adelante. Y es que en la juventud aprendemos, pero con la edad es que comprendemos.
Los hombres somos como los vinos, en donde la edad estropea los malos, pero mejora los buenos. Y es que envejecer no es preocupante, sino que ser visto como un viejo, sí que lo es. Envejecer con sabiduría no es envejecer, pues en los ojos del joven arde la llama, pero en los del viejo brilla la luz.
Siendo así, no existe edad, pues somos nosotros que la creamos. Si no crees en la edad, no envejecerás hasta el día de tu muerte. Así que personalmente: yo no tengo edad, sino que ¡tengo vida..!
Así que amigo mío, no dejes que la tristeza del pasado y el miedo del futuro, te estropeen la alegría del presente. Recuerda que la vida no es corta, sino que son las personas las que permanecen muertas demasiado tiempo. Haz del pasaje del tiempo una conquista y no una pérdida.
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