Un día le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles eran los factores que destruyen al ser humano. Y él respondió así:
La Política sin principios. El Placer sin compromiso. La Riqueza sin trabajo. La Sabiduría sin carácter. Los Negocios sin moral. La Ciencia sin humanidad. Y la Oración sin caridad....
Gandhi dijo que la vida le había enseñado que:
La gente es amable, si yo soy amable.
Que las personas están tristes, si estoy triste.
Que todos me quieren, si yo los quiero.
Que todos son malos, si yo los odio.
Que hay caras sonrientes, si les sonrío.
Que hay caras amargas, si estoy amargado.
Que el mundo está feliz, si yo soy feliz.
Que la gente se enoja, si yo estoy enojado.
Y que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido.
También le enseñó que la vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí. El que quiera ser amado, que ame.
No compliques las cosas, es así de simple: ¿Extrañas?, pues llama. ¿Quieres ver a alguien? Invítalo. ¿Quieres que te comprendan? Pues explica de nuevo. ¿Tienes duda?, pues pregunta. ¿No te gusta algo? Deséchalo. ¿Te gusta algo? Cuídalo. ¿Tienes metas? Cúmplelas.
Recuerda que “Estar vivo no es lo mismo que VIVIR”. La vida no son los años: la vida son los momentos que la forman día a día y tú la mereces. ¡Vívela de la mejor manera!
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