MIRA en tu jardín las rosas entreabiertas, pero nunca los pétalos caídos.
OBSERVA en tu camino la distancia vencida, pero nunca lo que falte todavía.
GUARDA de tu mirar los brillos de alegría, pero nunca las nieblas de tristezas.
RETÉN de tu voz carcajadas y canciones, pero nunca los gemidos dolorosos.
CONSERVA en tus oídos las palabras de amor, pero nunca las de odio.
GRABA en tus pupilas el nacer de las auroras, pero nunca tus ponientes lastimosos.
CONSERVA en tu rostro las líneas de las sonrisas, pero nunca los surcos de tu llanto.
CUENTA a los hombres el azul de tus primaveras, pero nunca las tempestades del verano.
GUARDA en tus mejillas solo las caricias disfrutadas, pero olvida las bofetadas recibidas.
CONSERVA de tus pies los pasos rectos y puros, pero olvida los caminos equivocados.
RECUERDA con placer tus escaladas, pero olvida las desilusiones del descenso. Así como los días en que fuiste agua limpia, pero olvida las horas en que te sentiste pantano.
CUENTA y muestra las medallas de tus victorias, pero olvida las cicatrices de las derrotas.
MIRA de frente el Sol que existe en tu vida, e ignora la sombra que queda atrás.
Y es que amigo mío, la flor que se abre es más importante que mil pétalos caídos y solo un mirar de amor puede llevar consigo calor para entibiar muchos inviernos. Así que sé OPTIMISTA, y no te olvides que “en la profundidad de las noches sin luna, es donde brillan mucho más las estrellas”. ¡Qué tu vida sea un jardín florido..!
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