Amigos míos, ahora que se acerca la Cena Navideña les doy un consejo: NUNCA OBLIGUEN A UN NIÑO A REZAR. Y les diré por qué:
En la Cena, el pequeño Jaimito fue obligado a dirigir a la familia en la oración. Jaimito se oponía, pues como él mismo decía, no sabía cómo orar.
El papá le contestó: sólo ora por los miembros de tu familia, amigos, vecinos y las personas pobres.
Entonces Jaimito empezó:
¡Querido Dios!, gracias por nuestras visitas y sus hijos, quienes se acabaron todas mis galletas y helados. Bendícelos para que no vuelvan a venir más.
Perdona al hijo de nuestros vecinos, que le quitó la ropa a mi hermana y luchó con ella en su cama.
Para Navidad, por favor envíale ropa a todas esas pobres mujeres desnudas en el celular de papá.
Y provee un techo para todos esos pobres hombres sin hogar, que usan el dormitorio de mi mamá, cuando mi papá está en el trabajo. Amén.
Jajajajajajá.
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