No.
Pero quizá pasó al revés algunas veces.
A los 5 años un día mi mamá me sirvió mi plato de comida y como no me gustó aventé el plato. Este resbaló por toda la mesa, cayó al suelo y se rompió. Mi madre en lugar de regañarme o pegarme, recogió los pedazo y la comida, sollozando.
Chale. Qué feo. Y aún me duele esa imagen.