Llegó un joven y le dijo a Jesús: ¡Maestro bueno! Y Jesucristo, de inmediato le respondió, que "bueno" solo el Padre Dios que está en el Cielo.
Así que jamás me puedo considerar una persona buena, sino una persona que trata de ser buena, pero con uchos defectos, como humano que soy.