¿Era necesario que el Hijo de Dios padeciera por nosotros? Sí, lo era, y por dos motivos principales: 1) Para remediar nuestros pecados, porque en la Pasión de Cristo encontramos: El remedio contra todos los males que nos sobrevienen, a causa del pecado. Y 2) Para enseñarnos cómo obrar.
En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes pues: Todo aquel que quiera llevar una vida perfecta, no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. Y es que:
SI BUSCAS EJEMPLO DE AMOR, recuerda que nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Esto es lo que hizo Cristo en la cruz. Y, por esto, si Él entregó su vida por nosotros, no debemos considerar grave, cualquier mal que tengamos que sufrir, por Él.
SI BUSCAS UN EJEMPLO DE PACIENCIA, recuerda que Cristo, en la cruz, sufrió grandes males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión no profería amenazas. Como Cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca. Y es que grande fue la paciencia de Cristo en la cruz, así que corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, en Jesús, que renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia.
SI BUSCAS UN EJEMPLO DE HUMILDAD, mira al Crucificado, pues siendo Dios, quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir.
SI BUSCAS UN EJEMPLO DE OBEDIENCIA, entonces imita a Aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte: si por la muerte de uno, es decir, de Adán, todos se convirtieron en pecadores, así por la muerte de UNO, todos se convertirán en justos.
SI BUSCAS UN EJEMPLO DE DESPRECIO DE LAS COSAS MATERIALES, imita a Aquel que es Rey de reyes y Señor de señores, en quién están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer, desnudo en la Cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quién finalmente dieron a beber hiel y vinagre.
No te aficiones de vestidos y riquezas, ya que se repartieron mis ropas; ni de los honores, ya que experimenté las burlas y azotes; ni de las dignidades, ya que me pusieron una corona de espinas, que habían trenzado; ni de los placeres, ya que para mi sed me dieron vinagre.
“Señor quiero seguirte, quiero estar contigo. Yo quiero seguir tu camino de humildad y tu ejemplo de amor sin límites. Quiero, con mis actos y con mi vida, agradecerte en cada paso tu Infinito Amor”.
