Confiar en Dios es no temerle a su respuesta. Es orar sin hacerle preguntas. Es apoyarse en Él y aceptar con humildad su Voluntad.
Estar preparado es importante, pero saber esperar es aún más. Y aprovechar cada momento presente, es la clave de la vida.
Recuerda que la verdad no quema los labios de quien la dice, sino el alma de quien la oculta. Por tanto, aleja de ti el veneno de la hipocresía y la adulación.
No creas en aquellos que te elogian sin motivos. Prefiere mejor oír una crítica honesta, a un elogio vacío. La crítica a nuestros actos, puede ser la voz de alerta de que necesitamos corregirnos.
El elogio fácil nos perjudica y nos ilusiona, pues no existe nada más frágil, que una persona ilusionada, con respecto de sí misma...
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