Con el tiempo aprendes a frenar la lengua, a no reaccionar, cada vez que escuchas o ves algo que no te gusta.
Entonces, aprendes a alejarte. A evitar esos lugares o personas que te hacen sentir incómodo.
Y comienzas a proteger tu paz. Tu círculo se vuelve cada vez más pequeño y, a su vez, más saludable.
A esto yo le llamo inteligencia emocional.
Y recuerda: Hay que aprender a elegir las batallas, pues no todo el mundo merece tu atención.
(Anónimo).
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